¡ESTA ES TU ESPERANZA!
“Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincial, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego”. (Nehemías 1: 3) Hay vidas en gran sufrimiento porque los muros de su ciudad, de su vida, de sus asuntos, cualesquiera que sean se encuentran destruidos. Sus sueños, sus expectativas se han esfumado. Algunos se sienten sin fe y sin esperanza, como muertos en vida porque lo único que ven a su alrededor es p é rdida, destrucción, dolor. Desde esta madrugada, el Espíritu Santo de Dios me mostraba esta escena y depositaba en lo m á s profundo de mi ser la palabra para todos cuantos en esta hora y desde hace ya algún tiempo, lo que experimentan es soledad, un espacio inhabitable por lo grotesco del fuerte impacto que cada combate, que cada batalla ha dejado a su paso. Parecería que solo quedan escombros y que no hay posibilidad alguna de restauración. “No hay nada m á s que hacer”, sient