"De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él".
(Mateo 11: 11)

Yazmín Díaz Torres

     Otra palabra que resonaba en mi espíritu era esta. Comprendía que el Señor desea que sepas, como siempre, que aunque te sientes tan pequeña e insignificante, para el Señor -¡y debes creerlo!- siempre has sido muy valiosa e importante.
     Su amor para y por ti es, nada más y nada menos, como el amor que siente el Mejor Padre y la Mejor Madre por Su hijo o hija.
     En realidad es parte de Su favor y Su gracia. No tiene necesariamente que ver contigo en el sentido de que Su amor es gratuito.
     Recuerda: Él nos amó aún cuando éramos enemigos suyos.
      Es importante recordar que cualquier pensamiento de culpa o condenación que te atormenta, no proviene de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
      En el Antiguo Testamento, Dios le explica al pueblo de Israel que fue escogido, precisamente, por ser la nación más pequeña.
     En definitiva, lejos de pretender elaborar un comentario bíblico del texto, lo que pretendo es expresar lo que viene del corazón de Dios, según la convicción en mi espíritu: 
      El Señor te ama. No hay ningún problema contigo como el enemigo insiste en hacerte creer. Te ama y acepta así como eres porque así eres perfecta, pues el Perfecto fue quien te pensó y te creó en amor.
      Eres bendecida por el Señor, guardada, cuidada, protegida. Él te mira con amor y aceptación. Y te tiene guardados grandes tesoros.
     Hoy suelta todo pensamiento o sentimiento de autorechazo, de inadecuacidad, de tristeza y permite que te inunde todo lo bueno que viene de parte del Señor cada día, cada hora, cada minuto y segundo de tu existencia.
     Exprésale tu amor, tu necesidad de Él y recibe Su abrazo, en el Nombre de Jesús. 
     ¡Te adoramos, Señor!

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