¡PÉSCALOS CON TU ORACIÓN!

"Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron". (MATEO 4: 19 - 20)

     ¡Péscalos con tu oración!, me dijo el Espíritu Santo de Dios mientras esperaba mi turno en una oficina.
     Entonces, vino la palabra de conocimiento: "Lo que necesitas es orar por ellos, presentármelos en oración y quedarán atrapados en el anzuelo. Serán atrapados por mi anzuelo".
     Podía verlo claramente. La imagen se hacía visible mientras Él me hablaba: Un pez mordía el anzuelo y este se enganchaba en el pez. Inmediatamente, el anzuelo se convertía en un pequeño candado que se cerraba. El pez quedaba atrapado para siempre. Nunca máz se podría escapar.
      Una vez máz, Su voz: "Tu oración por los que no me conocen o por los que no me han convertido en el Señor de sus vidas... Por aquellos quienes no me han hecho Su Dios... Por aquellos que no se sienten sedientos ni hambrientos de mi presencia... Por aquellos quienes todavía no pueden deleitarse en mi Presencia o que simplemente no la anhelan... Por aquellos quienes luchan por tener mayor intimidad conmigo...
     Tu oración es el anzuelo que hace que yo los atrape sin posibilidad de escaparse. Tan pronto oraste y me los presentaste, fue como si hubieses tirado un anzuelo sobre el río, el río de mi Espíritu, sobre el mar, el mar inmenso de mi amor.
     Ellos quedan atrapados en mí y ya no se pueden escapar".
      Y podía experimentar esa sensación de completa seguridad, de certeza en la veracidad de Sus palabras.
     Sí. Somos pescadores de hombres. 
     "¡Tira el anzuelo de tu oración sobre aquellos que necesitan de mi intervención, de mi salvación, de mi redención, de mi cobertura! ¡Ya ho hice el resto! ¡Ya yo pagué el precio!"