Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. (Juan 5: 5)


"Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?

Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.

Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda.

Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era el día de reposo aquel día".
(Juan 5: 6-9)
Yazmín Díaz Torres

      Anoche recibí de parte del Señor varias palabras específicas que debía compartir. Hoy comparto una de ellas. Es una palabra específica para algunos. Cada cual sabrá.
     En esencia, el Espíritu Santo de Dios me daba convicción de que:

1. Has estado pasando, algunos por demasiado tiempo, por tiempos muy difíciles de gran tribulación. Has sido azotado o zarandeado por un periodo largo de tiempo como el paralítico de Betesda.
     Tal vez una enfermedad y ya no tienes esperanza. Tratas de resignarte, pero recuerdas la Palabra de Dios y se te hace difícil darte por vencido porque conoces al Señor y sabes que es otro el destino que tiene para ti.
     Es posible que sea una situación familiar como división, contienda, un hijo o hija alejados de ti y eso te ha causado mucho dolor.
     No obstante, lo importante es que la situación lleva mucho tiempo causándote angustia y tristeza.
2. Con temor y temblor , pero a la vez segura de haber reconocido la voz del Señor decir:
     Se acabó ese tiempo de angustia. En realidad, llegó el tiempo en el que finaliza esa prueba tan fuerte. Llegó a su fin.
     Así como le llegó al paralítico de Betesda. Y no será nadie más que el mismo Señor quien lo hará. En 38 años, fueron muchos los que pudieron haber ayudado a este hombre, pero fue Jesús quien lo hizo cuando quiso (sábado) y tan sencillo como con decidirlo: ¡Levántate, toma tu lecho y anda!

3. La única pregunta aquí es si realmente estás creyendo, si realmente quieres que termine de una vez y por todas ese asunto.

4. Díselo una vez más a tu Padre y pídeselo una vez máz, en el Nombre de Jesús, agradeciéndole mucho desde ya y será hecho para la gloria de Su Nombre.
     Yo me llenaré de gozo y gratitud al Señor. ¡Aleluya!

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