MUCHAS Y MUCHOS MEFI-BOSETS

"Y le dijo: No tengas temor porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa". (2 Samuel 9: 7 RVR1960)
     ¡Esta palabra es para ti que, precisamente, estás pensando que esta palabra es para todo el mundo menos para ti! ¡Aleluya! ¡Pues es para ti también, aunque no lo puedas creer! ¡Santo!
     He sentido una gran convicción en mi espíritu, desde hace ya algún tiempo, y entiendo que este es el momento de compartirla.
     De hecho, muchas y muchos están esperando esta palabra y su cumplimiento y, aunque han comenzado a verlo parece que se detiene y no avanza.
     Muchos que han estado esperando que Dios cumpla lo que les ha prometido, que están esperando que les haga justicia porque perdieron mucho...Cosas de un gran e incalculable valor para cada cual.
     Muchos que están esperando lo que debían haber recibido desde hace mucho tiempo debido a su devoción, su amor, su fidelidad y buen proceder para con el  Señor. Porque solo han hecho bien cada vez que pueden a los hijos de Dios y ahora les toca el turno a ellos.
     Y escuchaba en mi espíritu: "¡Mefi-boset! Yo les haré como hice con Mefi-boset". ¡Aleluya! ¡Gracias, Padre Bueno! ¡Aleluya!
     Esta palabra es sencilla, pero contundente. Y es promesa de Dios. Tú mejor que yo lo sabrás.
     ¡Llegó el tiempo! ¡Llegó la hora en la que comerás a la mesa del Rey! ¡Santo! ¡Poderoso eres, Señor! ¡Alabanzas a Tu Nombre!
     El Señor te ha enviado esta palabra de aliento, de esperanza, para que no desfallezcas.
     ¡Ya no vivirás más en Lodebar! (v.5) ¡Ahora morarás en Jerusalén! (v.5) ¡Ya no sufras más! ¡Ya no tengas temor! (v.5)
     ¡Yo haré contigo misericordia y te devolveré todo lo que te pertenece y tú comerás siempre a mi mesa!(v.5)
     ¡Ya no te desprecies más! (v.8) ¡Tú eres un príncipe! ¡Eres mi princesa!
      ¡Y tus hijos, a quienes bendigo también con tu bendición, sabrán que Yo Soy el Señor, tu Dios, Juez Justo, Admirable, Consejero, Rey de reyes, Señor de señores y cuando doy una palabra todo el cielo y la tierra se someten a ella para que se cumpla!
     El Espíritu Santo hablará a tu corazón, a tu alma y traerá Su paz, Su calma en medio de la tribulación porque ahora conoces que el Rey se ha acordado de ti.
     Ahora sabes que cumple Su promesa y que te ha hecho justicia.
     Es tiempo de alegrarse y de dar toda la Gloria al Señor. Es tiempo de alabarlo y adorarlo. Es tiempo de darle gracias porque ha visitado tu casa con grandes bendiciones, regalos, promesas, pero sobre todo con Su Palabra, que es fiel y verdadera.
     En el Nombre de Jesús, Amén.

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