PROVERBIOS: CAPÍTULO I (NTV)
(Se han omitido los primeros 7 versículos, pues se presentaron y discutieron en la Página de “PROVERBIOS”)
La
exhortación de un padre: adquiere sabiduría
(8) Hijo mío, presta atención cuando tu
padre te corrige;
No descuides la instrucción de tu madre.
(9) lo que aprendas de ellos te coronará
de gracia y
será como un collar de honor alrededor
de tu cuello.
(10) Hijo mío,
si los pecadores quieren engatusarte,
¡dales la espalda!
(11) Quizás te
digan: “Ven con nosotros.
¡Escondámonos y
matemos a alguien!
¡Vamos a
emboscar a los inocentes, solo para divertirnos!
(12) Vamos a
tragarlos vivos, como lo hace la tumba;
vamos a tragarlos
enteros,
como a quienes
descienden a la fosa de la muerte.
(13) ¡Piensa en
todas las cosas grandes que conseguiremos!
Llenaremos
nuestras casas con todo lo robado.
(14) ¡Ven, únete
a nosotros;
entre todos
compartiremos el botín”.
(15) ¡Hijo mío, no vayas con ellos!
Mantente alejado de sus caminos.
(16) Ellos
corren a cometer malas acciones;
Van de prisa a
matar.
(17) Si un pájaro
ve que le tienden una trampa,
sabe que tiene
que alejarse.
(18) En cambio,
esa gente se tiende
una emboscada a
sí misma.
(19) Así terminan
todos los que codician el dinero;
esa codicia les roba la vida.
La
Sabiduría hace oír su voz en las calles
(20) La Sabiduría hace oír su voz en las
calles;
clama en la plaza
pública.
(21) La Sabiduría
clama a los que están reunidos
frente a la
entrada de la ciudad
y a las
multitudes por la calle principal:
(22) “Simplones, ¿hasta cuándo insistirán
en su ignorancia?
Burlones, ¿hasta cuándo disfrutaran de
sus burlas?
(23) Vengan y escuchen mi consejo.
Les abriré mi corazón y los haré sabios”.
(24) Los llamé muy a menudo, pero no quisieron venir;
Les tendí la mano pero no me hicieron caso.
(25) No prestaron atención a mi consejo y
Rechazaron la corrección que les ofrecí.
(26) ¡Por eso
me reiré cuando tengan problemas!
Me burlaré de
ustedes cuando les llegue la desgracia,
(27) cuando la
calamidad caiga sobre ustedes
como una
tormenta, cuando el desastre los envuelva
como un ciclón,
y la angustia y la aflicción los abrumen.
(28) Entonces,
cuando clamen por ayuda, no les responderé.
Aunque me
busquen con ansiedad, no me encontrarán.
(29) Pues odiaron el conocimiento
y decidieron no temer al Señor.
(30) Rechazaron mi consejo y no prestaron atención
Cuando los corregía.
(31) Por lo tanto, tendrán que comer el fruto amargo
de vivir a su manera y se ahogaran con sus propias
intrigas.
(32) Pues los simplones se apartan de mí hacia la
muerte.
Los necios son destruidos por su despreocupación.
(33) En cambio, todos los que me
escuchan
vivirán en paz, tranquilos y sin temor
del mal.
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