EXPRESIONES: ¡LLUVIA!
has entendido desde
lejos mis pensamientos. (3) Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis
caminos te son conocidos. (4) pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí,
oh Jehová,
tú la sabes toda. (5) Detrás y delante me rodeaste,
y sobre mí pusiste tu mano. (Salmo
139: 1-5)
Yazmín Díaz Torres
Esta noche está
lloviendo. Llueve fuerte afuera y el olor a lluvia logra impregnar todo el
lugar.
Cada gota emite un
sonido al caer sobre el pasto, sobre los árboles, sus ramas y sus hojas…
Y siento que te
escucho, que escucho Tu voz agradable diciendo: “Soy Yo. Yo que vengo a
acompañarte, a hacerte compañía, a acabar con tu soledad.
Anhelo hablar
contigo y todavía estás despierta. Quiero que me sientas y sé que te encanta la
lluvia.
Vengo a empaparte
con mi Presencia. Vengo a abrazarte, a cuidarte, a decirte que siempre estoy
contigo.
Yo nunca te dejo y
nunca lo haré. Es más, pronto nos veremos cara a cara. Tú y los tuyos.
He entrado a tu
cuarto mientras me hablabas. Confesabas tu sequía, tu necesidad de mí.
Clamabas por mi
ayuda, rogabas por mi auxilio, por mi intervención divina, inmediata y poderosa
que lo cambia todo.
Pedías perdón por tu
falta de amor y de paciencia. Sé de tu deseo de ser mansa como Mi Hijo. Sé de tu
empeño por dar frutos. Mi Gracia, Mi Palabra y Mi Santo Espíritu podrán
ayudarte.
Yo estoy. Yo siempre
estoy. Abrázame fuerte. También me hace falta que me digas que me amas y que me
extrañas.
¡Escucha! Cae la
lluvia como recordatorio de mi amor por ti, de mi bondad y mi fidelidad.
Cada vez que llueva,
recuerda que estoy justo a tu lado, que vivo dentro de Ti. Que te arropo con Mi
Presencia. Que quiero solo bien para ti. Que cuido cada momento de tu
existencia.
Basta con que me
mires, con que me hables, de corazón a corazón. No te preocupes mucho por las
palabras. Yo te puedo entender porque no hay nadie que te conozca mejor que Yo.
No puedes ocultarme
tus preocupaciones, tus angustias y molestias, tus temores ni los deseos más
secretos.
Sé que tu corazón está
lleno de amor, de alabanza, adoración y agradecimiento.
Puedo escuchar con
toda calma tooodas tus peticiones. Puedo escuchar, comprender y responder tu
clamor, tu gemir y tu llanto.
¡Anímate! Mañana será un nuevo día lleno de
mis misericordias. Duerme tranquila. ¡Yo velaré tu sueño!”
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