EXHORTACION: ¿FE…?, Vannesa Del Valle

…...porque decía dentro de sí:  Si tocare solamente su manto, 

seré salva. Pero Jesús volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija,

tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva  desde aquella hora(Mateo 9: 21 - 22) 



Vannesa Del Valle Morales
¿Qué es fe?
     La fe es la seguridad o confianza en una persona, cosa o deidad. Creencia que no está sustentada con pruebas, además de la seguridad producto, en algún grado, de una promesa.
“Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11: 1)

La fe es un fruto del Espíritu
            La Palabra de Jehová escrita en la Biblia nos enseña que antes de ver una promesa de Dios cumplida en nuestra vida, lo primero que debemos hacer es creer en dicha promesa antes de que esta se manifieste.
            El ejercitar nuestra fe conlleva una disciplina; sin la misma será imposible lograr un nivel de fe desarrollado al nivel que nuestro Señor Jesús desea llevarnos.
            A veces, pareciera que en todas las demás personas las cosas por las cuales han orado se cumplen y a usted parece nunca llegarle su hora.  Esto puede provocar un alto grado de ansiedad y, en lugar de poder avanzar, nos retrasamos más.


¿Cómo desarrollar una fe constante?
Es posible lograr vivir en fe constante y, además de ser necesario dar unos pasos muy básicos, conlleva compromiso y es una gran responsabilidad la que recae sobre nosotras.
            Todo comienza en nuestra intimidad con nuestro Creador, nuestro Padre Celestial, nuestro Salvador Jesús y su Espíritu Santo que ha sido designado para ser nuestro Paracleto, o sea, nuestra ayuda. Su Palabra nos asegura en  el Evangelio de San Mateo 28: 19: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
            La intimidad con Dios logra en nosotras que le conozcamos. ¡Confiemos en Él y, sobre todo, amémosle por quien es!



Leer y escudriñar Su Palabra diariamente es clave para que nuestra fe sea fortalecida. A través de las Sagradas Escrituras, conocemos a Dios en sus distintas facetas.
Podemos conocer Su forma de intervenir en nuestra vida y en cada situación de los justificados por la Sangre de Jesús.
Entender e internalizar que Dios es nuestro Padre amoroso y que tiene planes de bienestar para nosotras es otro paso importante. Esto nos llenará de profunda paz, minimizando cada vez más la ansiedad producida por las distintas circunstancias que podamos estar confrontando.
No hay otra manera de conocer al Señor. Podemos escuchar buenos sermones sobre Su persona y soberanía, pero eso será lo único que conoceremos de Él.  
El Señor desea mucho más: desea entablar una relación, una comunión tan estrecha y profunda con nosotras y, solo por medio de la oración, meditación y lectura de la Palabra de Dios podremos lograrlo.



Una vez nos relacionemos con nuestro Dios, muchas dudas e incertidumbres en nuestra vida serán disipadas. Dios nos devuelve nuestra identidad en Cristo, provocando en nosotras la certeza y confianza de que cumplirá Sus propósitos perfectos en nosotras y podremos descansar en Él, desechando toda ansiedad como nos instruye en Su Palabra.
Toda instrucción de cómo vivir una vida plena y abundante, una vida en orden bajo el Gobierno de Dios, solo la encontraremos en la Biblia.  
No hay atrechos que nos faciliten el camino y el motivo es que Dios lo que desea es mostrarnos quién es Él e ir formando nuestro carácter conforme a Su semejanza, de tal forma que logremos permanecer firmes, creyendo en todo tiempo lo que hemos aprendido a través de la búsqueda de Él por medio de la lectura de la Palabra, la oración y el ayuno.
Esto pareciera ser una disciplina difícil de desarrollar y muchos piensan que para ver resultados hay que esperar demasiado, pero cuando esta disciplina se convierte en nuestro estilo de vida, todo cobra sentido.
Entonces, esperamos con la actitud correcta, pacientemente, porque hemos conocido al Dios que servimos, por ende, nuestra fe ha sido desarrollada a tal grado que nada nos podrá detener, nada nos hará retroceder.
A todas se nos ha dado el don de la fe para creer en que lo que pedimos en el Nombre Poderoso de Jesús, conforme a Su voluntad perfecta para nuestra vida, es hecho.  
El Apóstol Pablo, en su carta a los Romanos 10: 17, nos recuerda: "Así  que la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios”.
En este ejercitar de la fe, pasaremos diversas pruebas. Estas son necesarias. Podemos catalogarlas como los exámenes que debemos tomar para poder pasar al otro nivel.
¡Es ilógico pensar que la fe se desarrolla sin tener que enfrentar situaciones que pongan a prueba la misma!
Sería un evangelio de mentira decir que una vez aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, todo se arregla y, de repente, ejercemos todo el fruto del Espíritu sin oposición alguna.
La realidad es que nuestro Dios tuvo a bien revelar Su Palabra contenida en la Biblia a hombres y, por medio de ella, aprendemos, somos instruidos, corregidos y, así, crecemos. También nos da consejo para enfrentar cualquiera que sea nuestra dificultad. 

Así como en nuestra vida cotidiana hemos tenido que vivir etapas que nos llevan de la infancia a la preadolescencia, de allí a la adolescencia, más tarde a la adultez y no podemos brincar ninguna de ellas, de la misma forma, una vida de fe tiene que pasar por etapas y procesos para que crezca, para que este bien desarrollada y sea firme.
Su fe será tan fuerte como usted disponga en su corazón y voluntad que sea.
Sepa que no está sola en los procesos, sino que el Espíritu Santo que da testimonio de Dios, está con usted para ayudarla a correr la carrera y a pelear la buena batalla de la fe.
     Conocer que Dios está por y con nosotras, debe provocar una gran esperanza y un gozo constante.

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