EXHORTACIÓN: CERTIDIMBRE O INCERTIDUMBRE

     

     En nuestras vidas en Cristo solo hay certidumbre. Nunca incertidumbre.  
    Certidumbre es seguridad, certeza en relación con alguien o de que algo ocurrirá. Convicción. Convencimiento.
     Por otro lado, la Incertidumbre es inseguridad. Es la sensación provocada por algo de lo que no se tiene respuesta exacta o concreta.  Es duda, vacilación, inquietud, desasosiego.
     Por eso, cuando sabemos que la voluntad de Dios es siempre buena, agradable y perfecta (Romanos 12: 2), podemos tener y sentirnos seguros y la seguridad nos da tranquilidad, nos da paz, nos ayuda a continuar, a perseverar, a esperar confiados.
     Él tiene planes de paz y no de mal para darnos el futuro que esperamos (Jeremías 29: 11). Él pagó el castigo de nuestra paz (Isaías 53: 5). Cada mañana son nuevas sus misericordias (Lamentaciones 3: 22 - 23).
     Por eso en nuestras vidas no hay incertidumbre, aunque estemos en tiempo de prueba, en tiempo de escasez, en tiempo de enfermedad, en tiempo de soledad, en tiempo de pérdida. Pérdida del trabajo, de pertenencias, propiedades, autos, dinero. Pérdida de la pareja, amigos, seres queridos.
     En tiempos cuando se cierran las puertas que esperábamos que se abrieran, cuando nuestros planes se echan a perder, cuando no se cumplen nuestros sueños, cuando lo que debía suceder  no sucedió; cuando sucede, pero no de la forma en que hubiésemos deseado.
     No hay incertidumbre porque en todos esos momentos difíciles, tristes, decepcionantes sigue estando Dios de la misma forma que cuando las cosas están bien.
      Él sigue siendo fiel. Sigue siendo tan poderoso como siempre. Sigue teniendo la misma autoridad de siempre. Sigue siendo misericordioso, compasivo y amoroso.
     Sigue trabajando en los planes que diseñó, en el propósito que planificó para nuestra vida desde antes de la fundación del mundo. Sigue siendo el mismo que vio mi embrión crecer (Salmo 139: 16).  Sigo estando esculpida en la palma de Su mano (Isaías 49: 16).  Sigue contentándose conmigo.
     No hay incertidumbre cuando sabemos que Él no se ha ido, que Él está muy cerca sosteniéndonos, ayudándonos, consolándonos, fortaleciéndonos, dirigiéndonos, enseñándonos, limpiándonos, renovándonos, libertándonos, en medio de la tribulación.
     Hay un coro que dice: "Él está sobre mí. Me guarda con poder, me guarda con poder. Me guarda con poder. Él está sobre mí. Me guarda con poder. Cristo me guarda con poder".
     No hay incertidumbre porque confío y tengo fe en Él (Salmo 31: 14).  Porque Él ya completó la obra. Porque ya venció en la Cruz del Calvario (Juan 19: 28 - 30, Colosenses 2: 13 - 15).  Porque ya cargó con mis pecados y enfermedades.
     No hay incertidumbre, sino certidumbre porque las puertas del infierno no prevalecieron sobre Su Iglesia (Mateo 16: 18).   Porque nos entregó las llaves del reino de los cielos (Mateo 16: 19).
     Porque es Juez Justo (Salmo 103: 6).  Porque es Príncipe de Paz (Isaías 9: 6).  Porque es mi roca, mi alto refugio. Torre fuerte, castillo fuerte es Él (Salmo 18).
     No hay incertidumbre porque nada puede separarme de Su amor (Romanos 8: 38). Por eso yo lo alabaré "aunque en las vides no haya frutos" (Habacuc 3: 17).  "Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación" (Habacuc 3: 18).
     "Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos. Nuestro Sumo Sacerdote  comprende nuestras debilidades, porque Él enfrentó todas y cada una de nuestras pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, Él nunca pecó.  Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios.  Allí recibiremos Su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más lo necesitemos"
 (Hebreos 4: 14 - 16).
     Vivo en certidumbre en todo tiempo. Vivo en Su seguridad, en Su Paz, en Su bondad para conmigo porque soy Su Hija Amada.

                                                                                                                Yazmín Díaz Torres

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¡PÉSCALOS CON TU ORACIÓN!

Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. (Juan 5: 5)